VIRGEN DE LAS ANGUSTIASManjón y la Virgen de las Angustias. Don Andrés Manjón dedicó su vida a educar a niños y niñas, sobre todo a quienes más lo necesitaban. Además de ser un gran educador, también era muy devoto de la Virgen de las Angustias, la patrona de Granada. En homenaje a esta efeméride, en varias ocasiones, él y su alumnado participaron en eventos importantes en honor a la Virgen. A continuación, os recordamos tres momentos clave que muestran cómo Don Andrés Manjón vivía su Fe y devoción a la Patrona de Granada.

La Procesión de la Virgen en 1898

“1.° de octubre.—Bajan las Escuelas del Ave-María a la procesión de la Virgen de las Angustias que estrena un manto lujosísimo costeado por Granada y [a] cuyo paso todo el mundo se conmueve o grita emocionado. Nunca he visto más gente.”

El 1 de octubre de 1898, Don Andrés Manjón y su alumnado participaron en una gran procesión en honor a la Virgen de las Angustias. Ese año, la Virgen llevaba un manto nuevo y precioso, lo que emocionó a toda la ciudad de Granada. Don Andrés vio esta procesión como una oportunidad no solo para mostrar su devoción, sino también para que los niños y niñas de las Escuelas del Ave María aprendieran valores importantes como el respeto y el amor por su comunidad.

Para él, estas procesiones eran una parte esencial de la educación. No se trataba solo de aprender en las aulas, sino de formar personas que fueran parte activa de la sociedad y que pudieran vivir su fe de manera auténtica.

Por otro lado, resultaron ser un gran escaparate para mostrar la labor que se hacía es sus escuelas.

Preparativos para la Fiesta de la Virgen

Como cuenta en su diario don Andrés: 

“Dos pesetas me ha costado cada flor de tulipán de las seis que he arreglado para la fiesta de la Virgen de las Angustias que será mañana”.

Para preparar la celebración de Virgen de las Angustias, compró tulipanes para decorar la iglesia, y aunque cada flor costaba dos pesetas, Don Andrés no dudó en hacer ese gasto para que la iglesia luciera hermosa en honor a la Virgen. Además, al día siguiente, **cien niños y niñas de las Escuelas del Ave María** participaron en la procesión.

Este tipo de eventos no solo reforzaban la fe de las niñas y los niños, sino que también les enseñaban la importancia de ser parte de la comunidad, de ayudar y de participar activamente en las celebraciones que unían a la ciudad. Para Don Andrés, era fundamental que quienes más lo necesitaban se sintieran parte de algo más grande.

Los Niños y Niñas del Ave María en la Iglesia de las Angustias

“La procesión de las Angustias.—Ha tenido lugar hoy y han asistido cien niños con otros tantos gallardetes, la música y los cornetas del batallón escolar del Ave-María.”

Tanto niños como niñas cantaron durante la ceremonia. Este tipo de actividades eran comunes en las Escuelas del Ave María, ya que Don Andrés creía que la educación debía ir más allá de lo académico. Para Don Andrés Manjón, la educación de quienes más lo necesitaban no solo consistía en enseñarles a leer y escribir, sino también en ayudarlos a crecer espiritualmente. Las misas y procesiones eran una forma de que vivieran su Fe y de que sintieran que pertenecían a una comunidad que los apoyaba y valoraba.

La devoción de Don Andrés Manjón a la Virgen de las Angustias fue una parte importante de su vida y de su legado manjoniano.

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